EL DIOS PADRE.
David Aréchiga Landeros*
El Dios Padre, el creador del Universo, que creó al hombre y a la mujer, con la divinidad de un verso,
con el divino aire fresco, con el agua de la lluvia que en finas gotas caen del cielo. Creó al hombre y
a través de tantos años, sigue siendo como un niño, pues jamás ha madurado.
Pero el hombre sigue siendo para Dios un experimento de ese gran Dios perfecto y que nos sigue
probando al pasar el tiempo, paso a paso, tiempo en tiempo, sin prisas, sin contratiempos, observando
nuestra conducta, nuestros errores, inventos, nuestra furia, nuestros miedos y las guerras que inventamos,
con pasión y con delirio, para que la población no se desfase, guardando fiel equilibrio.
Dios ve con curiosidad al hombre en ese contraste del amor, como central sentimiento, a la mujer y a
los hijos que forman una familia por permanencia e instinto, ese hombre que lucha y mata y que tambien
sabe llorar como condición innata, que conoce la tristeza y con el llanto la expresa; ese odio y ese amor
que conserva en su interior, esos sentimientos encontrados que a veces hacen explosión con guerras en
todo el mundo, muchas sin causa ni explicación, que complica con pandemias en la total confusión.
Dentro de ese experimento Dios siempre nos pone a prueba para que sea el hombre y no Dios quien
resuelva los problemas, pues ya es mayor de edad; y en ese proceso estamos, y ahora los hombres y mujeres
se están organizando para buscar y encontrar nuestras propias soluciones, sin rezos ni distractores, ni
miraditas al cielo, pues Dios tiene otras preocupaciones, y solo somos un experimento, y allá de vez en cuando
le dá seguimiento, confiado en que nos dio un cerebro y un corazón, a cuyos órganos debemos encontrarle un provecho.
Ha llegado el momento de buscar nuevos guias terrenales que formen un mejor gobierno, limpiando
cada quien su casa y exigiendo a los gobiernos que desquiten lo que se les paga o se vayan a la quinta…
dimensión, que Dios les tiene reservada.
El Dios Padre, el creador del Universo, que creó hombre y mujer, con la divinidad de un verso, utilizando
el transparente aire fresco, con el agua de la lluvia que en finas gotas caen del cielo. Creó al hombre, y a través
de tantos años, sigue siendo como un niño, pues jamás ha madurado.
Como diría mi abuela que en sus últimos años se la pasó rezando: -«A Dios rogando, y con el mazo dando…».
dalan16@hotmail.com *Doctor en Ciencias. UdeG.