CUADRILÁTERO DE EXCELSITUD: JALISCO HACE JUSTICIA HISTÓRICA.

Hacer justicia es algo que honra, no solo a quien la recibe, sino a quienes la imparten. La Rotonda de los Jaliscienses Ilustres, que se ubica en el corazón de la Perla Tapatía, nuestra sin par Guadalajara, es el santuario cívico máximo de Jalisco. A tal sitial deben llegar las cenizas de aquellos paisanos nuestros que han esculpido la grandeza del Estado.

                La Rotonda ubicada en el corazón de la metrópoli guadalajarense, que desde su inauguración en 1952 solo albergaba varones, razón por la que fue conocida como “de los hombres ilustres de Jalisco”, cambió su nombre -por el de Rotonda de los Jaliscienses Ilustres- conforme a la mujer se le ha reivindicado a su correcto lugar junto al hombre, es decir, a la igualdad, lo que significa paridad de género. Fue edificada por el brillante gobernador del Estado, abogado Jesús González Gallo, durante su sexenio (1947-1953) que por cierto fue el primer período gubernamental de seis años. En el lugar donde se edificó, antes llamada plazuela de La Soledad y en cierto tiempo “Jardín Porfirio Díaz”, estaba el templo -La Soledad- y también funcionó la oficina de correos y telégrafos; el vergel, para sepultar al porfirismo, se le denominó como “Jardín Herrera y Cairo”; incluso, allí se instalaron los entonces populares evangelistas o escribanos. Los expertos que se encargaron de su construcción (el primero en diseñar la plaza fue el Ing. José Díaz Morales, quien dejó el proyecto) lo fueron los arquitectos, Vicente Mendiola (1900-1993) y quien la concluyó el 31 de diciembre de 1952, Miguel Aldana Mijares (1920-2011). Los antedichos constructores, además de ser muy destacados profesionistas, son reconocidas personalidades amantes de las artes.

                Con sus 71 años de existencia (debemos anotar que, en el antiguo panteón de Belén, se erigió otro mausoleo para aposentar a los hijos distinguidos de la Entidad, el cual se puede admirar cuando se visita al afamado “panteón romántico de Guadalajara”) nuestra Rotonda actual, tiene 98 nichos para restos de personajes, y a su alrededor, se han colocado 26 estatuas, contando a cuatro que, desde el reciente aniversario de la Revolución Mexicana, se incluyeron y que corresponden a la inmensa compositora zapotlense Consuelo -Consuelito- Velázquez Torres (1916-2005); el sin par pintor musical de México, José “Pepe” Guízar Morfin, (1912-1980) oriundo de nuestra ciudad; el notable inventor tapatío Ingeniero Guillermo González Camarena (1917-1965) el creador de un sistema de televisión cromático, y finalmente, el extraordinario periodista, abogado, constituyente y patriota, Don Luis Manuel Rojas Arreola, originario de Ahualulco de Mercado. La develación fue al mediodía del lunes 20 de noviembre retropróximo, por los ejecutivos tanto del estado como del ayuntamiento de la capital tapatía. Hemos de advertir, que la autorización para que un prócer llegue a esta plaza cívica, es facultad del Congreso estatal, el cual lo había decretado desde hace años (2018) tras cumplirse los rigurosos requisitos que previene la ley de la materia.

                El cuadrilátero de jaliscienses aludidos, cuyos monumentos se develaron el susodicho 20 de noviembre, fueron motivo de un valioso hecho de justicia histórica. Esto es contrastante con el arribo de algunos que, sin los merecimientos que se requieren, fueron considerados para figurar en la Rotonda, todo por intereses de corte político y compromisos personales o de grupo. Estos sujetos, que carecen de los rasgos de ejemplaridad que deben poseer los habitantes de la plaza de la Rotonda, acreditan lo innegable de la frase que se ha forjado alrededor de ciertos establecimientos y sus internos: “Ni están todos los que son, ni son todos los que están”.

                Entre los jaliscienses insignes que dan orgullo a los habitantes del Estado, podemos citar -solo como muestra- a Don Valentín Gómez Farías, el “Padre de la Reforma” (Guadalajara,1781-México, 1857) quien al mencionar cual sería su legado para los mexicanos, expresó que su “testamento es la Constitución de 1857”. Era tan provo, que el gobernador Enrique Álvarez del Castillo, lo calificó como “el ciudadano más honrado de la República”. De igual dimensión, tenemos al insuperable orador D. Mariano Otero, (Guadalajara,1817-ciudad de México, 1850) que es prototipo del abogado mexicano y visionario creador del juicio de amparo.

                Otro célebre morador de la Rotonda, es el eximio José Clemente Orozco, (1883-1949) nativo de Ciudad Guzmán, pintor cuyos murales impresionan por su realismo y expresividad conmovedora. En Palacio de Gobierno, la Universidad de Guadalajara y el Hospicio Cabañas, están parte de sus obras. La de este último edificio, es tan grandiosa, que se le bautizó como “capilla Sixtina de América”.

                Entre nuestros héroes, se recoge al gran defensor de la Reforma y la soberanía nacional, Ramón Corona (Tuxcueca, 1837-1889) y al pionero de la Revolución Mexicana, líder de la huelga de Cananea de 1906, Don Manuel M. Diéguez (nativo de Guadalajara, 1874 y fallecido trágicamente en 1924), quien como gobernador del estado promulgó la Constitución Política de Jalisco.

                Entre las mujeres más distinguidas que Jalisco ha dado para fausto de México, se admira a la insurgente doña Rita Pérez de Moreno (San Juan de los Lagos, 1779-1861), quien, al lado de su valiente esposo, Don Pedro Moreno, (mártir libertario que también tiene su estatua en la Rotonda) llenó de gloria la guerra por la independencia. A la par, podemos hablar de la eminente pintora María Izquierdo (1902-1955), convecina de la anterior y que viene a ser una cumbre de la expresión artística mexicana del tiempo postrevolucionario, además de significarse como esforzada luchadora por la integridad femenina.

                No podemos dejar de citar a José Clemente Aguirre Ayala (Ayotlán, Jalisco, 1828 – Guadalajara, Jalisco, 1900) director de orquesta y maestro de música que participó en la fundación de la Sociedad Jalisciense de las Bellas Artes y en la Sociedad Filarmónica Jalisciense. Su obra más importante, que antaño se interpretaba como himno estatal, es Ecos de México (1884), marcha militar que, al oírla, cimbra y emociona; está escrita para orquesta y banda sinfónica, dos bandas militares y piano a cuatro manos.

                Son muchísimos los jaliscienses que deberían estar ya en la Rotonda, como el caso de Juan Rulfo, autor aclamado mundialmente; el exquisito José Pablo Moncayo, que con su “Huapango” nos estremece; o a José Mojica, ídolo indiscutible, etc., etc. Por lo pronto, para más información de los residentes actuales de la Rotonda, anotamos enseguida, a la mayoría de esos notorios compatriotas que ya aparecen en este enaltecedor templo del civismo tapatío. Calculadamente, o sea, deliberadamente, se nos olvidaron -más bien, omitimos- varios.

                Repasemos al menos, el rol de próceres, que por ahora, y debido a la falta de espacio, no asentamos múltiples de sus prestigiosos méritos: Antonio Alcalde y Barriga, benefactor; Dr. Atl, Gerardo Suárez, vulcanólogo y pintor; Luis Barragán Morfín, ingeniero y arquitecto de fama internacional; Agustín de la Rosa, filósofo; Enrique Díaz de León, educador; Gabriel Flores García, pintor; Jacobo Gálvez, arquitecto, pintor y creador del teatro Degollado; Efraín González Luna, abogado y político de oposición igual que su correligionario Rafael Preciado Hernández.

                Otros notables coterráneos de merecimientos cúspides, son: Enrique González Martínez, poeta enorme; promotor de la educación, Manuel López Cotilla; científico, Leonardo Oliva; inigualable historiador, Luis Pérez Verdía; sensible poeta, Alfredo R. Placencia; literato singular, Francisco Rojas González; sobresaliente jurista Ignacio L. Vallarta; escritor excepcional Agustín Yáñez; dinámico político José Guadalupe Zuno; inolvidable prosista Juan José Arreola Zúñiga; bien recordado ingeniero Jorge Matute Remus y para concluir, remembremos al relevante pintor Guillermo Chávez Vega.

                Reiteramos: con la incorporación dentro de la Rotonda de los Jaliscienses Ilustres, de Luis Manuel Rojas, Guillermo González Camarena, Consuelito Velázquez y Pepe Guízar, pléyade que integra un auténtico cuadrilátero de excelsitud, se forjó, ni más ni menos, un genuino acto de justicia histórica.

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