EL PODER DE LOS OJOS.

Ezequiel Hernández Lugo. Cronista de la Ciudad de Lagos de Moreno.

Mi edad, poco importa. Soy persona antigua educada con las enseñanzas y consejos familiares para triunfar en la vida. Y en mi familia, la persona mas sabia era mi abuelo; pues se las sabía de todas, todas. Era tradición familiar que mi abuelo había sido educado por su abuelo; y asñi, de generación en generación.

Mi abuelo tenía una forma de expresarse tan especial, que impresionaba o conmovía. Cuando él hablaba, siempre lo hacía mirando a los ojos de su interlocutor; porque decía que los ojos siempre tenían una significación muy especial para él.

Decía que los ojos son las puertas que el consuelo abre para desahogar los mares de las penas.

Un día que contó esta historia. Me dijo. Mira hijo; cuando Dios modeló al primer humano de barro; y lo dejó dispuesto a rodar por el mundo,  el Espíritu Divino que había quedado encerrado en este muñeco, protestó por la oscura prisión a que lo condenaba. Entonces Dios, compadecido del alma, le concedió dos pequeñas ventanas por donde pudiera asomarse de vez en cuando.

Y así, el dedo de Dios se hundió dos veces en la cara del hombre con la simetría de un hábil artista; y cerró los agujeros abiertos con dos esferas de cristal; que lo mismo reflejan las imágenes externas, que transportan los sentimientos recónditos del alma.

Los ojos son dos espejos divinos que declaran la verdad sin querer y son el mas hermoso adorno de la cara.

Cuando Dios dotó al hombre de barro de tan admirables linternillas, la lengua protestó con improperios. Desde entonces, cuando la lengua miente, los ojos no se atreven a  mirar cara a cara y con rubores en el rostro dejan al descubierto la mentira.

La lengua podrá dominar varios o muchos idiomas. Los ojos, tienen un lenguaje universal que no necesita ni de diccionario e intérpretes.

Una mirada de fuego encierra toda una historia de amor. Una lágrima, describe todo un poema de penas y amarguras.

Los ojos verdes o azules empañan los caracteres que trasmite el alma. Los negros, con la brillantez del azabache, reciben mejor las imágenes del sentimiento. Los de color indefinido no reflejan ni lo malo ni lo bueno.                  

Los ojos son equitativos y justos en sus apreciaciones.

El alma, no es aire; es luz.  Por eso el alma no puede exhalarse  en el último suspiro. El alma se escapa de su encierro en la última mirada…Y vuela al cielo y cierra los párpados del que muere.

Hay muertos que no cierran los ojos; y eso es un descuido involuntario. Y es que el alma al salir, deja abiertas las puertas.

Entonces mu abuelo guardó silencio y apartó su mirada de mis ojos clavando los suyos en el cielo, tras una bandada de blancas garzas que surcaban el espacio como almas en pos del infinito. Otro día, me dijo alisando el cabello de mi cabeza, te cuento lo que significan las lágrimas que derraman algunas personas cuando mueren.

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