GUADALUPANISMO LAGUENSE

 Ezequiel Hernández Lugo.

            Desde que el Sr. Lic. D. Diego José de Cervantes se puso al frente de la Parroquia de la Villa de Lagos, la administró admirablemente, levantó el culto divino, prestó ayuda a las hermandades o cofradías y fue muy solícito en la administración de los sacramentos. El año de 1740 los vecinos laguenses solicitan se gestione la entronización de Nuestra Señora de Guadalupe como Patrona Tutelar del lugar; inquietud que el Sr. Cervantes auxilió con vehemente espiritualidad.

            Fueron las propias autoridades del Cabildo quienes lo solicitan:

            “Don Fulgencio González de Ruvalcaba, Regidor Depositario General de esta Villa de Santa María de los Lagos y procurador General de ella por su majestad, por mí, en mi nombre, y de orden del muy ilustre Cabildo, Justicia y Regimiento de esta Villa, en la mejor forma que derecho haya lugar, comparezco ante V. M. y digo que Su Señoría con celo cristiano, y especial devoción que se tiene a la Santísima Virgen María de Nuestra Señora en su imagen de Guadalupe, desea, y quiere se le permita venia, (que implora por si y por todo el vecindario) para jurarla por su Abogada y Patrona Tutelar, en cuya atención se ha de servir V. M. de mandar se pase a la ejecución  de las diligencias previas, que semejantes actos se acostumbran; que dicho muy ilustre Señor, por sí y yo en su nombre, protesto haremos juramento solemne sobre los cuatro evangelios, de tener a la Santísima Reyna de los Ángeles y Señora Nuestra por TUTELAR Y PATRONA, y de celebrarle su fiesta lo mas cómodo que se pueda, en honra y gloria de Dios, y de la veneración, y culto de su Santísima Madre, no solo el día de la jura, sino todos los demás en que Nuestra Madre la Iglesia celebra anualmente su Gloriosa Aparición, por todo lo cual, y demás necesario, pedir en otro mas extenso escrito que dé por expreso y declarado:

            A Vuestra Merced pido y suplico se sirva de mandar hacer y determinar como pido en justicia y suplico, juro en ánimas de las de el…..(ilegible) y vecindario, y en la mía solo ser celo, puro afecto, devoción y amor divino a la Santísima Señora y si necesario fuere protesto ocurso.

Fulgencio González de Ruvalcaba.”

            Termina el Siglo XVIII y en la tercer década del décimo nónico, el Padre D. Miguel Ortiz de Parada hace trámites y el año de 1825 se inicia la construcción de su actual Santuario, de una nave. Fue ya avanzado el Siglo XX que el P. D. Mariano Jiménez quien amplió el recinto a tres espacios.

            Han sido muchos los sacerdotes que han estado encargados del recinto. Durante las últimas décadas del Siglo XIX y primeros años del Siglo XX el P. D. Teófilo Villagrán, constructor del Templo del Calvario, lo tuvo bajo su cuidado. Y de especial mención es que en este Santuario, mientras construía el  Calvario, aquí estuvo depositada la taumaturga imagen de Nuestro Padre Jesús del Calvario. Y cuando estuvo terminado el templo del Calvario, cuya bendición solemne se realizó el 2 de julio de 1895 con una misa concelebrada que inició a las cinco y cuarenta y cinco minutos y terminó a las ocho con treinta.  “…Por la tarde del mismo día, dice el Cronista de aquel tiempo, en solemnísima procesión se trasladó la Imagen del Señor del Calvario, del Santuario de Nuestra Señora de Guadalupe en donde había estado por muchos años, hasta su nueva iglesia…”

            Esta fue la Primer Subida de Nuestro Padre Jesús del Calvario; subida que se volvió tradicional y es el inicio del Programa de las Fiestas de Agosto, estimuladas con la visita que la Sagrada Imagen hace a todos los templos, con antelación.

            Con  atención especial que al nuevo templo tenía el P. Villagrán, descuidó un poco el Santuario de Nuestra Señora de Guadalupe; como lo comenta la Madre Cronista de las Madres Adoratrices Perpetuas Guadalupanas cuando llegaron a Lagos el año de 1904 y se instalan en la finca anexa al Templo y les dan a su cuidado el recinto:

            “…en la época de la fundación, esta iglesia que conserva hermoso atrio con jardín y árboles frutales, situada en una esquina de dos calles céntricas, estaba a cargo del R. P. Villagrán, religioso franciscano ya de bastante edad y por lo mismo, poco amigo de las novedades…”

            Mas delante la religiosa Cronista dice: “…el Santuario, desde tiempos remotos, estaba con un adorno de terciopelo guinda tan empolvado y feo, que daba ansiedad el contemplarlo. La imagen de Nuestra Madre Morenita es muy hermosa y a los lados del altar mayor estaban el Arcángel San Miguel y San Francisco de Asís, esculturas de tamaño natural y de mucho mérito…”

            “…el altar era de cantera vieja y fea, lo mismo que el trono y el sagrario y una pobre farola ahumada y sucia que contenía la macilenta lámpara que acompañaba por las noches y la mayor parte del día  en que el templo permanecía cerrado, al solitario y casi abandonado prisionero del tabernáculo…”

            Establecidas las Madres Adoratrices en Lagos solicitaron al Señor Cura Retolaza hiciera las gestiones necesarias para que se les permitiera la Primera Exposición Pública del Santísimo; siendo autorizada para el día 8 de diciembre de 1904 y ante la expectación de los laguenses, el Santuario de Nuestra Señora de Guadalupe parecía otro en manos de las “Madrecitas de México.”

            Muy limpio y reluciente, solemne y acogedor lucía el templo. El P. Villagrán había sido exonerado de su cuidado, quedando encargado únicamente del Calvario.

            Un viento huracanado les había ayudado a desprender por la noche el octogenario adorno guinda que ensombrecía el Santuario. Las Madres Fundadoras habían hecho lo demás.

            Asearon el templo lo mejor que pudieron; adornaron con festón verde y rosas de castilla; cubrieron el trono de piedra.

            “…prepararon con madera un tronito  estilo adoratriz, adornando  con gasas y flores, en donde como hemos dicho ya, se Expuso, el día de la Inmaculada Concepción, por primera vez por parte de la comunidad, a nuestro Divino Rey Sacramentado. ¡El sea bendito para siempre de sus Adoratrices y de todo el mundo…”

            Pasan los años y llega hacerse cargo del Santuario el Padre Mariano Jiménez, quien al ver el insuficiente espacio para recibir a los fieles, se hecha a cuestas las obras de su ampliación; dejándolo en tres naves. ¡Qué coincidencia! El otro templo que es de tres naves es el del Calvario; y quien realizó la obra fue el P. Francisco Jiménez, hermano del Padre Mariano.

            El Santuario de Nuestra Señora de Guadalupe tiene una “fachada sobria trabajada en cantera, portón neoclásico  de arcos de medio punto, con remates semiesféricos y en un nicho al centro, la Virgen de Guadalupe. Frontón mixtilineo, torres de dos cuerpos con columnas toscazas y compuestas. Cúpula poligonal con linternilla y cubierta de mosaicos. El interior es neoclásico con altares decorados con oro de hoja. El atrio cerrado con herrería.”

            En el altar mayor el trono de la Reina de los Mexicanos quien recibe todo el año y sobre todo durante su docenario, el fervor de los laguenses. Tiene una capillita interna donde se venera un Señor Crucificado; es el Señor de la Santa Veracruz, cuya Cofradía reunía a negros y mulatos y ya existía el año de 1620.

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